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Separatistas gallegos falsifican su cultura


viernes, 5 de junio de 2015



Los incultos defendiendo la cultura gallega


Otra de catetos, esta vez gallegos. Según el BNG, si eres gallego y hablas en español estás insultando a Galicia. No importa que el castellano sea el idioma materno de millones de gallegos allí nacidos y criados y tan gallegos como esos imbéciles tan limitados.

El pasado mayo, el portavoz del BNG –el partido independentista gallego–, Xavier Vence, arremetió contra el presidente de la autonomía gallega, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular, por hacer su campaña “en español”, que es una de los lenguas oficiales de Galicia, junto al gallego.

“El último insulto que podía recibir este país es un presidente que hace campaña despreciando el gallego”, declaró el líder del Bloque Nacionalista Gallego (hay que advertir que cuando habla de “país” este señor se refiere a Galicia).

Una crítica tan estúpida como cómica e injusta ya que quien va a hablar en público lo hace en el idioma que estos mejor entienden. A nadie se le olcurriría hablarle en ruso a un andalúz para convencerlo de algo y ese anacrónico político de pueblo, aferrado al terruño, debería comprender que si hay cientos de miles de gallegos castellano-hablantes, hablarles en ese idioma no ofende a nadie salvo a él.

Según las encuestas, una mayoría de gallegos hablan en español, ya sea de forma exclusiva o compaginándolo con el uso del gallego. Que un político considere ofensivo que tantos gallegos hablen en español sólo cabe calificarlo como una mezcla de fanatismo y majadería. Las encuestas revelan que los padres gallegos manifiestan una preferencia mayoritaria por el castellano en educación primaria y secundaria, mientras que en infantil y en ciclos formativos gana por mayoría el modelo bilingüe. Los que prefieren sólo educación en gallego están en minoría y al parecer no piensan salir de su aldea nunca.

Salvo esa minoría, con independencia de su elección, los gallegos no respaldan la enseñanza monolingüe en gallego que quisieron imponer por decreto el BNG y sus monaguillos del PSOE. Y lo mismo sucede con los libros de texto ya que los padres gallegos prefieron libros en castellano o bilingues. Es evidente que las preferencias de los gallegos son totalmente distintas de los dictados políticos. Hay que recordar que el PSOE y el BNG sólo ofrecían gratis a las familias los libros de texto en gallego.

Esta gentecilla tan corta de miras en tantos aspectos y tan sectaria, sin embargo tiene sus metas en los escalones más altos del poder. Este moderno neandertal gallego aspira a gobernar en Galicia, tanto a nivel municipal como a nivel de diputaciones y gobierno autonómico. El BNG ya estuvo en la Xunta entre 2005 y 2009, y trató a los gallegos hispanohablantes como forasteros en su propia tierra, como si fueran malos gallegos y se tratase de un error que habría que corregir, llegando al extremo de establecer un apartheid escolar en el que educar a los hijos en su lengua materna se contemplaba como un privilegio reservado para los gallegohablantes, aunque unos y otros paguen impuestos por igual.

Lo que hace el BNG sí que es un insulto a Galicia, pues usa su nombre para disfrazar un proyecto que tiene dos objetivos en la esfera lingüística: acabar con la riqueza idiomática que disfrutan en Galicia y suprimir la libertad de los gallegos para hablar el idioma que prefieran.

Pero también el independentismo gallego, como los otros independentismos, trata de imponer por la fuerza lo que la gente no acepta espontánea y voluntariamente. No es la primera vez que encapuchados imponen la violencia o agreden a policías y manifestantes de la plataforma Galicia Bilingüe.

Tampoco falta en Galicia la hipocresía separatista que vemos en otras provincias. Varias organizaciones, todas ellas citadas por los medios como la mar de respetables y algunas de ellas regadas por subvenciones que salen del dinero de los contribuyentes, han salido a apoyar a estas acciones y a los violentos. Para el nacionalismo gallego agredirte porque tus opiniones no le agradan es, simplemente, “defender el gallego”.

Todos los independentismos comparten los mismos fanatismos idiomáticos y crean planes de “normalización” e “inmersión” orientados a que en unas décadas sólo se hable el dialecto local porque eso los hace más diferentes. Pero tal intervencionismo idiomático, creador de una ficción lingüística, sólo les aleja de la realidad ciudadana y no devuelve la pureza cultural a la región.

Cualquier imposición cultural por la fuerza no se corresponde con la realidad cultural. Se trata de una recreación falsificada.

Me siento directamente ofendido cuando se menosprecia el idioma de la mayoría de españoles. Considerar que hablar español es un insulto es una incitación a la hostilidad y la discriminación, un menosprecio que lesiona mi dignidad y que está recogido como delito en el artículo 510 del Código Penal.



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